Lecturas

1.- Cuando Arquímedes gritó "Eureka"

2.- Gauss, niño prodigio
El hecho es que esta historia tiene que ver con alguien que  pensó diferente. Y en el camino, resolvió un problema en forma impensada (para el docente). La historia se sitúa alrededor de 1784, en Brunswick, Alemania.
Una maestra de segundo grado de la escuela primaria (de nombre Buttner, aunque los datos afirman que estaba acompañada por un asistente, Martin Hartéis también) estaba cansada del “lío” que hacían los chicos, y para tenerlos quietos un poco, les dio el siguiente problema: “calculen la suma de los primeros cien números”. La idea era tenerlos callados durante un rato. El hecho es que un niño levantó la mano casi inmediatamente, sin siquiera darle tiempo a la maestra para que terminara de acomodarse en su silla.
-¿Sí? -preguntó la maestra mirando al niño.
-Ya está, señorita -respondió el pequeño-. El resultado es 5.050.
La maestra no podía creer lo que había escuchado, no porque la respuesta fuera falsa, que no lo era, sino porque estaba desconcertada ante la rapidez.
-¿Ya lo habías hecho antes? -preguntó.
-No, lo acabo de hacer.
Mientras tanto, los otros niños recién habían llegado a escribir en el papel los primeros dígitos, y no entendían el intercambio entre su compañero y la maestra.
-Ven y cuéntanos a todos cómo lo hiciste.
El jovencito, se levantó de su asiento y sin llevar siquiera el papel que tenía adelante se acercó humildemente hasta el piza rrón y comenzó a escribir los números:
1+2 + 3 + 4 + 5 +… + 96 + 97+ 98 + 99 + 100
-Bien -siguió el jovencito-. Lo que hice fue sumar el primero y el último número (o sea, el 1 y el 100). Esa suma da 101.
-Después, seguí con el segundo y el penúltimo (el 2 y el 99). Esta suma vuelve a dar 101.
-Luego, separé el tercero y el antepenúltimo (el 3 y el 98). Sumando estos dos, vuelve a dar 101.
-De esta forma, “apareando” los números así y sumándolos, se tienen 50 pares de números cuya suma da 101. Luego, 50 veces 101 resulta en el número 5.050 que es lo que usted quería.
La anécdota termina aquí.
El jovencito se llamaba Carl Frie-drich Gauss. (Ver Biografías) Gauss es considerado el “príncipe de la matemática” y fue uno de los mejores (si no el mejor) de la historia.

Tomado de: “matemática… ¿estás ahí? Tomo I” de  Adrián Paenza

3.- Albert Einstein

Se cuenta que en una reunión social Einstein coincidió con el actor Charles Chaplin. En el transcurso de la conversación, Einstein le dijo a Chaplin: “Lo que he admirado siempre de usted es que su arte es universal; todo el mundo le comprende y le admira”. A lo que Chaplin respondió: “Lo suyo es mucho más digno de respeto: todo el mundo lo admira y prácticamente nadie lo comprende”

Se cuenta que en los años 20 cuando Albert Einstein empezaba a ser conocido por su teoría de la relatividad, era con frecuencia solicitado por las universidades para dar conferencias. Dado que no le gustaba conducir y sin embargo el coche le resultaba muy cómodo para sus desplazamientos, contrató los servicios de un chófer.
Después de varios días de viaje, Einstein le comentó al chófer lo aburrido que era repetir lo mismo una y otra vez.
“Si quiere”, le dijo el chófer, “le puedo sustituir por una noche. He oído su conferencia tantas veces que la puedo recitar palabra por palabra.”
Einstein le tomó la palabra y antes de llegar al siguiente lugar, intercambiaron sus ropas y Einstein se puso al volante. Llegaron a la sala donde se iba a celebran la conferencia y como ninguno de los académicos presentes conocía a Einstein, no se descubrió el engaño.
El chófer expuso la conferencia que había oído a repetir tantas veces a Einstein. Al final, un profesor en la audiencia le hizo una pregunta. El chofer no tenía ni idea de cual podía ser la respuesta, sin embargo tuvo un golpe de inspiración y le contesto:
“La pregunta que me hace es tan sencilla que dejaré que mi chófer, que se encuentra al final de la sala, se la responda
“.

Fuente: La coctelera


Einstein nació con una cabeza tan grande que su madre pensó que había alumbrado un bebé deforme. Temores infundados, ya que, al desarrollarse, la cabeza del niño adquirió un volumen normal. En cambio, varios biógrafos creen que el científico sufrió alguna especie de autismo, ya que no habló con fluidez hasta los cinco años. El historiador Otto Neugenbauer cuenta que su pasión por la ciencia se despertó a los seis años, cuando estaba convaleciente de una enfermedad. Su padre le regaló una brújula y el chico, fascinado al ver cómo la aguja siempre señalaba al mismo punto por mucho que la moviera, no paró hasta comprender su funcionamiento.
( Fuente: http://www.quo.es)

4.- Dame un punto de apoyo y moveré el mundo.

Arquímedes que era pariente y amigo del rey Hieron de Siracusa,le escribió que con un potencia dada se puede mover un peso dado, y envalentonado , como suele decirse, por la fuerza de su demostración, declaró que si hubiera otro mundo y pudiera ir a él, podría moverlo. Hieron quedó asombrado y le pidió que pusiera en práctica su proposición y le mostrara algún gran peso movido por una ligera fuerza. Arquímedes, entonces,  escogió un mercante de tres palos de la flota real que fue arrastrado a tierra gracias al esfuerzo de muchos hombres, y después de poner a bordo muchos pasajeros y la carga acostumbrada, se sentó a cierta distancia y, sin gran esfuerzo, sino poniendo tranquilamente en movimiento con su mano un sistema de poleas compuestas, lo arrastró hacia él tan suavemente como si estuviera deslizándose en el agua.

5.- Ojo con los números grandes


Cuando un matemático oriental inventó el admirable juego de ajedrez, quiso el monarca de Persia conocer y premiar al inventor. Y cuenta el árabe Al-Sefadi que el rey ofreció a dicho inventor concederle el premio que solicitara.
El matemático se contentó con pedirle 1 grano de trigo por la primera casilla del tablero de ajedrez, 2 por la segunda, 4 por la tercera y así sucesivamente, siempre doblando, hasta la última de las 64 casillas.
El soberano persa casi se indignó de una petición que, a su parecer, no había de hacer honor a su liberalidad.
– ¿No quieres nada más? preguntó.
– Con eso me bastará, le respondió el matemático.
El rey dió la orden a su gran visir de que, inmediatamente, quedaran satisfechos los deseos del sabio.
¡Pero cuál no sería el asombro del visir, después de hacer el cálculo, viendo que era imposible dar cumplimiento a la orden!
Para darle al inventor la cantidad que pedía, no había trigo bastante en los reales graneros, ni en los de toda Persia, ni en todos los de Asia.
El rey tuvo que confesar al sabio que no podia cumplirle su promesa, por no ser bastante rico.
Los términos de la progresión arrojan, en efecto, el siguinte resultado: diez y ocho trillones, cuatrocientos cuarenta y seis mil setecientos cuarenta y cuatro billones, setenta y tres mil setecientos nueve millones, quinientos cincuenta y un mil seiscientos quince granos de trigo.


18446744739551615

Para comprar esa cantidad de trigo, si la hubiera, no habría dinero bastante en este mundo.
(El texto anterior está reproducido literalmente del libro de N. Estevanez)

6.- Fleming


Su nombre era Fleming, un agricultor pobre de Inglaterra. Un día, mientras trataba de ganarse la vida para su familia, escuchó a alguien pidiendo ayuda desde un pantano cercano. Inmediatamente soltó sus herramientas y corrió hacia el pantano.
Allí, enterrado hasta la cintura en el lodo negro, estaba un niño aterrorizado, gritando y luchando tratando de liberarse del lodo. El agricultor Fleming salvó al niño de lo que pudo ser una muerte lenta y terrible. Al día siguiente, un carruaje muy pomposo llegó hasta los predios del agricultor ingles. Un noble inglés, elegantemente vestido, se bajó del vehículo y se presentó a si mismo como el padre del niño que Fleming había salvado.

-“Yo quiero recompensarlo,” dijo el noble británico. “Usted salvó la vida de mi hijo”.
- “No, yo no puedo aceptar una recompensa por lo que hice” respondió el agricultor ingles, rechazando la oferta. En ese momento el propio hijo del agricultor salió a la puerta de la casa de la familia.
- “¿Es ese su hijo?” preguntó el noble.
- “Si,” repuso el agricultor lleno de orgullo.
- “Le voy a proponer un trato. Déjeme llevarme a su hijo y ofrecerle una buena educación. Si él es parecido a su padre crecerá hasta convertirse en un hombre del cual usted estará muy orgulloso”. El agricultor aceptó.
Con el paso del tiempo, el hijo de Fleming el agricultor se graduó en la Escuela de Medicina de St. Mary’s Hospital en Londres y se convirtió en un personaje conocido a través del mundo, el notorio Sir Alexander Fleming, el descubridor de la Penicilina.
Algunos años después, el hijo del noble ingles, cayó enfermo de pulmonía. ¿Qué lo salvó?…la Penicilina.
¿El nombre del noble inglés?…Randolph Churchill. ¿El nombre de su hijo?…Sir Winston Churchill.

Y luego Dicen que las pequeñas cosas no son importantes…

7.- Thales de Mileto


Geometra griego y uno de los siete sabios de Grecia. Fue el primer matemático griego que inició el desarrollo racional de la geometría.
Tuvo que soportar durante años las burlas de quienes pensaban que sus muchas horas de trabajo e investigación eran inútiles. Pero un día decidió sacar rendimiento a sus conocimientos. Sus observaciones meteorológicas, por ejemplo, le sirvieron para saber antes que nadie que la siguiente cosecha de aceitunas sería magnífica. Compró todas las prensas de aceitunas que había en Mileto. La cosecha fue, efectivamente, buenísima, y todos los demás agricultores tuvieron que pagarle, por usar las prensas.
Hacia el año 600 antes de Cristo, cuando las pirámides habían cumplido ya su segundo milenio, el sabio griegoTales de Mileto visitó Egipto.

El faraón, que conocía la fama de Tales, le pidió que resolviera un viejo problema: conocer la altura exacta de la Gran Pirámide. Tales se apoyó en su bastón, y esperó. Cuando la sombra del bastón fue igual de larga que el propio bastón,  le dijo a un servidor del faraón: “Corre y mide rápidamente la sombra de la Gran Pirámide. En este momento es tan larga como la propia pirámide”.
Tales era ya famoso desde que, en el año 585 a.C., predijo con toda exactitud un eclipse de sol.


8.- Eratóstenes 


Eratóstenes nació en el año 275 a. de C en la ciudad de Cirene, capital de la Cirenaica y región mediterránea del Este de Libia. Recibió educación en Atenas y más tarde se trasladaria a Alejandría. Calculó por primera vez el radio de la Tierra. y definió un sistema para determinar números primos y que lleva su nombre "la criba de Eratóstenes".
ImageMedir el radio de la Tierra no fué le único mérito de Eratóstenes. Halló con bastante aproximación la inclinación de la eclíptica respecto al ecuador, inventó la esfera armillar o armilar (un aparato constituido por varios círculos correspondientes a los de la esfera celeste en cuyo centro se representa la Tierra por una bola) y, como matemático, ideó la criba de Eratóstenes, que es un procedimiento para encontrar los números primos que hay por debajo de cierto número.
Como otros sabios de su época, no se conformó con una rama del saber: Fue astrónomo, geógrafo, historiador, literato, músico, poeta, ... y matemático.
Todos esos conocimientos y su gran reputación hicieron que el Rey de Egipto, Tolomeo Evergetes, le eligiera para dirigir la Biblioteca de Alejandría, en la que se guardaba todo el saber de su época. Su misión era, entre otras, la de conocer el contenido de los miles de papiros que se guardaban en la famosa biblioteca. El Museo de Alejandría con su Biblioteca fué clave en la conservación y ordenamiento científico.
Algunos contemporáneos lo criticaron como aprendiz de mucho y maestro de nada., lo que le valió el apodo de "Beta". porque en los numerosos terrenos de su actividad literaria era siempre el segundo.
A los ochenta años, ciego y cansado, se dejó morir por inanición en Alejandría el año 194 a. de C   .

No hay comentarios:

Publicar un comentario